martes, 18 de marzo de 2014

Dormir sin saber porque



Poco se sabe sobre la función que cumple el dormir en nuestro organismo. Pero recientes investigaciones sobre el insomnio revelan su capital importancia para la salud física  y mental del hombre.


Existen pocos fenómenos tan extraños para la ciencia como el dormir. Todos los días las personas penetran en sus sueños y laberintos. Ni los sueños ni la actividad de dormir pueden ser examinados directa ni objetivamente.
A pesar de que el hombre pasa más de un tercio de su vida durmiendo, ciencias como la neurología y la fisiología apenas pueden explicar que ocurre cuando se duerme.

Como comento a la National Geographic  el científico de la Universidad de Stanford William  Dement, codescubridor de las fases del sueño y cofundador del Stanford Sleep Medicine Center, “después de 50 años de investigación la única razón sobre él porque dormimos es porque se tiene sueño”. Parece una perogrullada, pero ciertamente, el descanso que supone el sueño está lejos de ser un cese de las actividades del organismo, en especial del cerebro, el cual permanece activo.

Actividad cerebral durante el dormir

El principal instrumento mediante el cual se estudia la actividad fisiológica del dormir es el electroencefalograma (EEG).
Los parámetros electrofisiológicos que detecta el estudio polisomnografico se divide en dos fases fundamentales: la primera de ellas es la fase de sueño sin movimientos oculares rápidos (NMOR) y la segunda fase más conocida por MOR, movimientos oculares rápidos.
La primera fase (NMOR) se subdivide en cuatro estadios. El primero es la transición de la vigilia al sueño; en el segundo, se detectan los complejos K en la actividad neuronal, que corresponden a ondas lentas pero de alto voltaje; el tercero, es el de menos actividad; en el cuarto, el de mayor profundidad en el sueño, el patrón electroencefalografico es lento y de alto voltaje. Los estadios 3 y 4 de NMOR se denominan sueño de ondas lentas (SOL), delta o profundo.

La segunda fase fundamental del sueño (MOR), también conocida como “sueño paradójico” o fase D, aparece, generalmente, 90 minutos después de las etapas anteriores y se caracteriza por los movimientos oculares rápidos. En esta fase, la actividad de la electromiografía muestra una atonía muscular completa y una parálisis motora. Así pues, mientras más sumergido en sueños, el electroencefalograma registra que la actividad del cerebro parece ralentizarse y pasa de ondas cortas a realizar sinapsis de ondas más largas ocasionando los ensueños; a decir de Borges, la expresión estética más antigua.

Sin embargo en todos esos momentos, el cerebro, en menor o mayor medida, sigue activo; más aún, según los expertos, en la fase MOR se registra la mayor cantidad de sueños. Esto significa, en rigor, que el cerebro no descansa; aunque por lo menos descansa de su carácter encarnado o consciente. Cuando sueña, su actividad se centra en la elaboración de representaciones a partir de los contenidos inconscientes de la mente.
Descansar o dormir implica, pues, una actividad incesante pero revitalizadora que recién hoy comienza a ser entendida.

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