miércoles, 12 de febrero de 2014

Radiografía de la crisis económica



 A diario somos testigos de la crisis financiera en EE.UU. Son ejemplos de ello el alza del dólar, el aumento en el precio de algunos alimentos, las noticias de los cierres de los bancos norteamericanos, el inestable ritmo de las bolsas de valores, etc. Ante ello, surgen inminentes las preguntas: ¿cómo empezó esta crisis?, ¿qué está sucediendo? Aquí se lo explicamos de manera sencilla.
En opinión de José Oscategui, profesor asociado del Departamento de Economía de la Pontificia Universidad Católica del Perú, la crisis actual que se vive en estados unidos tiene como origen y trasfondo la guerra con Irak.
Todo se inicia cuando el gobierno norteamericano decide solventar la guerra con Irak impulsando incluso formas riesgosas para su economía. En otras palabras, la crisis económica es consecuencia de una mala decisión de estados unidos.
Según un informe publicado recientemente en el diario peru21, titulado “Claves para comprender la crisis financiera mundial”, en el 2001, luego de los atentados del 11 de setiembre, la reserva federal de estados unidos (el equivalente del banco central de reserva) redujo su tasa de interés (de 6.5% a 1%) con el fin de facilitar los créditos, poner dinero en la calle y reactivar la economía norteamericana.
El falso crecimiento del sector inmobiliario.
Con esta medida, el sector que más creció fue el inmobiliario, pues los bancos comenzaron a dar dinero con facilidad a quien deseare comprar una casa. Como era previsible, el precio de las viviendas empezó a subir ante la gran demanda, lo que llevo a muchos a la especulación: una persona se endeudaba para comprar una casa, luego esperaba que subiera el precio y entonces la vendía; con ese dinero pagaba la deuda y se endeudaba nuevamente para comprar otra… el fenómeno, conocido como burbuja inmobiliaria, hizo rico a muchos.
Una de las formas de crédito empleadas en esta época fueron las hipotecas subprime, que consistían en prestarle dinero a una persona con un mal historial crediticio. “De esta forma cualquier persona podía acceder a un crédito fácilmente, a pesar de no tener buena calificación”, expresa el profesor Oscátegui.
Sin duda, esto resulto rentable para las financieras, pues luego de unos primeros años de intereses bajos, estos subieron y llegaron a ser muy altos. Nadie estaba preocupado por el asunto; al contrario, se creía que los precios de las viviendas seguirían creciendo.

Sin embargo, como suele ocurrir, la fiesta duro poco. A partir del año 2004, la Reserva Federal de EEUU empezó a subir la tasa de interés como una medida para frenar la inflación. Obtener créditos ya no fue tan fácil, le demanda de viviendas cayó y con ella, los precios: la burbuja se desvaneció. Sufrieron los especuladores, quienes, ni siquiera poniendo como garantía sus propiedades, podían honrar sus deudas. También sufrieron, naturalmente, los deudores de la subprime.
La burbuja exploto
Entre los años 2005 y 2006, la explosión de la burbuja no solo afecto a las financieras “que no podían cobrar sus créditos hipotecarios”, sino también a las inmobiliarias y a las empresas constructoras. El 2006  terminó con medio centenar de financieras en bancarrota y con más de un millón de embargos.
La crisis de las hipotecas penetro en Wall Street con diversas consecuencias. Una de ellas fue que las compañías quebradas no podían pagar sus deudas con los grandes bancos. Sin embargo, el contagio se dio, sobre todo, por medio de bonos de alto riesgo.
Hoy somos testigos de esta crisis. El sistema financiero mundial es tan complejo, que una simple hipoteca otorgada a un ciudadano común y corriente en los EEUU y ofertada en diferentes bolsas del mundo puede tener efectos devastadores para la economía de nuestro país.
Toda esta crisis se predijo
Oscátegui expresa que esta crisis se hubiese podido prevenir de haberse tomado en cuenta las advertencias del economista Nouriel Roubini, profesor de la Escuela de Negocios Leonard N. Stern, de Nueva York, conocido también como el Nostradamus de la crisis subprime, quien anticipó la crisis desde el año 2004, a pesar de que los inversores y analistas se burlaban de él.
En septiembre del 2006, ante el Fondo Monetario Internacional, dijo que la crisis estaba en efervescencia y que se centraría en el sector inmobiliario. La secuencia, dijo, sería la siguiente: los propietarios de casas dejarían de pagar sus hipotecas; habría millones de dólares de títulos respaldados en hipotecas al descubierto; finalmente, se desataría una crisis financiera mundial cercana a la parálisis. Esta secuencia de eventos podría dañar o destruir fondos mutuos o bancos de inversión y otras instituciones mayores, como Fanny Mae y Freddie Mac.
¿Qué puede pasar en los próximos meses? En declaraciones a la prensa internacional, Roubini ha dicho que está seguro de que aún no se ha visto lo peor. “Nos encontramos en la burbuja inmobiliaria más grave desde la Gran depresión. Los consumidores no pueden gastar más dinero ni ahorrar. Sin embargo, aunque esto es una crisis sistémica, no creo que los EEUU vaya a una recesión de la profundidad de la de Japón en los 90, que dure una década”.
En el Perú
¿Por qué esta crisis nos afecta? A pesar de que la crisis financiera se originó en los estados unidos, se ha globalizado de tal forma que en todo el mundo se están sintiendo sus efectos. Y los peruanos no escapamos al impacto.
Según el FMI, esta crisis nos afecta por la globalización, pues todo esta interconectado. La economía mundial parece un único engranaje que funciona como una unidad, que cuando falla una de las partes, el resto se ve afectado.
Y es que hoy no podemos hablar de una empresa estadounidense, europea o japonesa, pues cada empresa tiene filiales, sedes, departamentos y personal en muchos países.
Los bancos norteamericanos, que fueron los causantes de la crisis, principalmente por prestar dinero a personas que no tenían capacidad de pago, tomaban esos paquetes de inversión y los vendían en Wall Street, en la bolsa de Tokio, la de Singapur o en las bolsas europeas, donde eran compradas por bancos e inversionistas locales, de modo que esos paquetes de inversión contaminados por deudas malas, originados en EEUU, se dispersaron por todo el mundo.
Por ello el economista José Oscátegui no duda que muchas AFPs o entidades bancarias hayan adquirido este tipo de inversiones ahora consideradas “basura”.

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