viernes, 2 de mayo de 2014

Gabriel García Márquez: orgullo latinoamericano



La obra de un prolífico escritor.

 
Nobel: Gabriel Garcia Marquez
Gabo: Premio Nobel Literatura 1982

Gabriel García Márquez ha sido considerado por los críticos como el más grande escritor vivo (hasta hace poco) y, para algunos, el más importante de la lengua de Castilla después de Cervantes. Sin duda, el año 2008 fue un año muy especial para el: cumplió 80 años, celebrara 60 años de creación literaria y 40 de la publicación de una de la novelas más innovadoras del siglo XX, Cien años de soledad.

1955: La hojarasca
1961: El coronel no tiene quien le escriba
1962: los funerales de Mama Grande
1967: Cien años de soledad
1970: Relato de un naufrago
1972: La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada
1974: Ojos de perro azul
Cuando era feliz e indocumentado
1975: El otoño del patriarca
1978: De viaje por los países comunistas
1981: Crónica de una muerte anunciada
1985: El amor en los tiempos del cólera
1989: El general en su laberinto
1992: Doce cuentos peregrinos
1994: Del amor y otros demonios
1996: Noticias de un secuestro
1998: La bendita manía de contar
2002: Vivir para contarla

Cien años de soledad


  •  El éxito que alcanzo Cien años de soledad trascendió rápidamente las fronteras del mundo hispano. Así, la novela alcanzo altos índices de venta en diversos idiomas.
  •  Sus personajes reflejan los rostros de la variopinta sociedad latinoamericana.
  •  García Márquez paso de ser un personaje importante para Latinoamérica al mundialmente celebre “Gabo”, que se hizo acreedor del Premio Nobel de Literatura en 1982.


Además de sus novelas, García Márquez ha publicado extraordinarios cuentos, como este:

La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada

Eréndira era una joven que vivía con su abuela.

exportacion de basura del primer mundo



Hace muchos años en Lima se instaló un negocio que, durante cierto tiempo, fue un lugar dotado de magia para una clase media que no podía pagar aquello que quería lucir. En este local se vendía ropa importada de Estados Unidos, con escaso uso, que gentes adineradas de ese país quisieron exhibir solo en pocas ocasiones. Este fue el anuncio de un sector exportador que ha ido tomando importancia y ha convertido al tercer mundo en destino de aquello que se desecha en el primero.

 
exportacion de basura
basura tecnologica

La ropa usada sigue siendo importada masivamente a América Latina y otras regiones. En algunos casos, viaja como donación de prendas que, desde cierto nivel de vida, en Estados Unidos y Europa son descartados por su desgaste o por haber pasado de moda. En vez de que ocupen inútilmente espacio en la casa, se entrega  a alguna organización humanitaria que permite al donante ese pequeño lujo de ejercer la caridad. Puede que, una vez en el lugar de destino, no sean repartidas gratuitamente sino vendidas –el donante no lo sabe- pero, regaladas o no, el propósito principal se ha cumplido: lo desechado ya está lejos, en algún país del sur, y viste a quienes no pueden pagar por un producto nuevo.

La inundación del Perú, en los años noventa, por vehículos puestos fuera de circulación en Japón o Corea del Sur ha dejado una presencia aun visible en miles de autos y camionetas que sirven como taxis. Esos autos fueron vendidos a muy bajo precio en el lugar de origen, debido a su  obsolescencia. Ingresaron al mercado local y, previo traslado del timón a la izquierda en algunos casos, se mantienen en circulación hasta que terminan canibalizados, y sus restos, abandonados en algún descampado.
Un estudio sobre comportamientos empresariales en Estados Unidos descubrió, hace años, que los productos de marcas conocidas, cuando son devueltos por el comprador que descubrió algún defecto en ellos, son empaquetados nuevamente y destinados a México, donde un consumidor menos exigente paga por ellos como si fueran nuevos.

Las medicinas de vencimiento muy próximo adquieren, en este

Carlos Noriega astronauta peruano



Nadie sabe de donde en realidad le vino esa extraña vocación, ese deseo intenso de visitar el espacio. Es  posible, sí, que las lejanas imágenes del alunizaje de la nave Apolo XI y la caminata en la superficie lunar hecha por el astronauta Neil Amstrong quedaran profundamente grabadas en el subconsciente de Carlos Noriega, y dentro de ese misterioso y tan complejo mecanismo del ser humano, fuera desarrollando muy dentro de sí un sueño espacial, que su consiente llegó a cristalizar, gracias al esfuerzo y al deseo real de alcanzar nuevas y mejores metas.

 
Carlos Noriega
Carlos Noriega

Si bien es cierto él era un niño en aquel entonces, sus padres supieron decidir el lugar de sus oportunidades y, por ende, la de sus hijos, siendo por ello también parte importante de que un descendiente inca haya llegado a tripular una de estas modernas naves espaciales; acto que, guardando las distancias, la civilización incaica también trató de alcanzar, guiada por su dios Antarqui.
La conquista del espacio ha alcanzado niveles espectaculares en las últimas décadas, gracias, sobre todo, al desarrollo de tecnológicas específicas de este campo. Muchos de los avances que hoy se ven en instrumentos, naves y hasta ropa espacial se inspira en el trabajo pionero de grandes científicos.

 Entre ellos podemos citar al reconocido físico alemán nacionalizado americano Wernher von Braun (1912-1977), considerado el padre del programa espacial de la NASA, y también al científico peruano Pedro Paulet Mostajo (1874-1945), quien diseñó varios dispositivos e interesantes teorías en el campo de la astronáutica. A Paulet se le conoce mundialmente como el inventor del motor de cohete usado hoy en día en naves espaciales. Fue precisamente el propio Braun, ex director de la NASA y Director del primer vuelo tripulado a la Luna, quien reconoció el esfuerzo de Paulet, dejando constancia de ello en su obra “Historia Mundial de la Astronáutica”, que escribiera conjuntamente con Fred Ordway, con la siguiente frase: “por este hecho, Paulet debe ser considerado como el pionero del motor a propulsión con combustible líquido”; haciendo referencia a los experimentos que este realizara en Alemania.

Quedará, pues, en nuestro ego como peruanos, la satisfacción de haber podido asistir a la transmisión directa del primer viaje espacial en el que participaba un peruano, a través de vistas tomadas en vivo desde el transbordador Atlantis, en su vuelo número 19. Más aun, el hecho de que el peruano Carlos Noriega J. hoy en día nacionalizado de los EEUU, haya mantenido su lengua nativa, su cultura, su folclor y hasta su afición en la cocina por lo peruano; lo que lo llevó a pensar en saciar su sed espacial con una también agradable bebida inca: la chicha morada. Tampoco faltó entre sus pertenencias llevadas al espacio, su bandera bicolor y un tumi de oro, símbolo de la cultura Chimú.

Carlos Noriega obtuvo por sus brillantes estudios secundarios una beca de

El buscador de petróleo



La oficina de David Berger puede quedar un día en el Sahara y otro día en el Ártico: en casi cualquier lugar remoto donde un satélite sospeche que hay petróleo escondido. Berger es un tipo flaco y desgarbado que lleva catorce años diciéndole a las multinacionales donde está enterrado el tesoro. Cuando uno trata de imaginar que hace un buscador de petróleo, quizá imagina un hombre que viaja cavando agujeros a la espera de que milagrosos géiseres de líquido negro emerjan de la tierra. O tal vez se piensa que es el trabajo de un puñado de caza recompensas de Texas con gran olfato y sombrero de vaquero. No es así: los buscadores de petróleo son una escasa estirpe que solo debe saber leer el lenguaje del subsuelo y de las rocas. David Berger es uno de ellos.

Buscador nomade
Buscador de petroleo


Esta sentado en un  café del distrito más empresarial de lima. Es sismógrafo y nacido en Canadá hace treinta y dos años, aunque su familia es de origen turco. Tiene una cerveza en la mano y un cigarro estacionado en el cenicero. Lleva unas gafas oscuras que le cubren los ojos y, cuando habla, mueve las manos con soltura latinoamericana. Cuenta que a veces aterriza en esquinas tan ocultas del planeta que la gente del lugar descubren en el por primera vez a un extranjero, y maquinas del tamaño de un elefante, y varas de metal que son antenas, y blue jeans. En unas semanas partirá al desierto de Sudán y Berger sabe que lo pueden matar. Sí, la misma compañía que ahora lo ha encontrado para explorar el desierto africano tuvo que suspender ese proyecto en el 2003: unos nativos de Sudán mataron a todos los extranjeros de esa primera expedición petrolera.


Es posible que David Berger no sea bien recibido, pero él no piensa en eso ni en las guerras que lo rodean cuando va a trabajar. Menos en los peligros de comprar una cerveza en el país donde el consumo de alcohol es ilegal, ni en el riesgo de salir del campamento solo y sin salvoconducto cuando debe hacer una llamada telefónica. Los buscadores de petróleo están prohibidos de muchas cosas. No pueden tomar agua ni comer nada que no sea envasado. A veces los alimentos demoran varios días en llegar y padecen hambre. También están prohibidos hacerse amigos de los nativos. Así les sobre comida, no pueden invitarla a los niños desnutridos que abundan en los lugares que exploran. Menos regalar unas monedas. La generosidad no es parte de su contrato. Antes no había tantos buscadores de petróleo, pero ahora seiscientas personas compiten por un puesto. Berger recuerda que algunos de sus compañeros de trabajo murieron de malaria. A él las vacunas lo hacen sentirse enfermo que solo le queda confiar en hasta ahora envidiable suerte.

Cuando los buscadores de petróleo llegan a un sitio, instalan un campamento para las quinientas personas de una misión estándar. Algunos conducen los camiones, otros dinamitan, otros solo se dedican a abrir caminos por la jungla. Hay electricistas, mecánicos, cocineros, un colombiano que vive en chile, un canadiense que vive en ecuador, unos sesenta africanos.

Las petroleras están dispuestas a invertir millones con tal de hallar nuevos depósitos. Aun así, el final está cerca, según la organización de Pises exportadores de petróleo: dicen que dentro de cincuenta años la humanidad habrá bebido todo el petróleo de la tierra.

Berger recuerda que a veces los buscadores han tenido que limpiar hectáreas enteras de cultivo de maíz para instalar sus mastodontes de hierro. Son unas máquinas obesas, de varias toneladas, que sirven para medir como rebotan las ondas contra el subsuelo. Con estos encuentran indicios de petróleo, meses después llegara otra tropa a taladrar el suelo con una gigantesca cuchilla de diamante que cuesta varios millones de dólares. Miles de horas de trabajo pacifico para que luego unos países bombardeen a otros por tener el control de ese líquido negro que hace avanzar el mundo. A David Berger no hay nada que le parezca más absurdo. Pero ese es su trabajo, dice: él no es dueño del petróleo.

Ahora está de vacaciones. Puede pasar veinte semanas bajo el sol de Yemen, trabajando doce horas al día, y después vagar por el mundo seis meses. O a veces, el petróleo conspira contra él y pasa un año entero sin un solo feriado. Eso tampoco lo asusta. Siempre habrá un descanso. Cuando no está trabajando, escoge alguna ciudad que le interese y se queda ahí una temporada. Llego al Perú, por primera vez, por trabajo: lo contrataron para hacer los primeros estudios de lo que ahora es el yacimiento de gas Camisea.

Recuerda también que abandono la escuela cuando

Historia del microondas



Igual que muchos de los grandes inventos que hoy son comodidad y mañana necesidad, el horno de microondas es, de hecho, un subproducto de otra tecnología. En 1946, durante el curso de un proyecto de investigación relacionado con el radar, el doctor Percy Spencer, ingeniero de la Raytheon Corporation, notó algo muy peculiar, mientras estaba probando un nuevo tubo al vacío llamado magnetrón, descubrió que un dulce en su bolsa se había derretido. Intrigado –pensó que quizá la barra de chocolate había sido afectada por esas ondas-, el doctor Spencer hizo un experimento: coloco algunas semillas de maíz para hacer palomitas cerca del tubo. Entonces, vio como el maíz se movía, se cocía he hinchaba y brincaba esparciéndose por todo el laboratorio.

historia del horno microondas
Horno micro-ondas moderno


A la mañana siguiente, el científico decidió colocar el magnetrón cerca de un huevo de gallina. Esta vez le acompañaba un colega, quien atestiguo como el huevo comenzó a vibrar debido al aumento de presión interna originada por el rápido incremento de la temperatura de su contenido. Su colega se acercó justamente cuando el huevo explotaba y la yema caliente le salpico en la cara. Al observar la escena, el rostro del doctor Spencer se ilumino con una lógica conclusión científica: lo acaecido a la barra de chocolate, las palomitas de maíz y ahora al huevo, podía atribuirse a la exposición a la energía de baja densidad de las microondas. Y si se podía cocinar tan rápidamente un huevo, ¿Por qué no probar con otros alimentos? así comenzó la experimentación. 

El doctor Spencer diseño una caja metálica con una abertura en la que introdujo energía de microondas. Esta energía, dentro de la caja, no podía escapar y por lo tanto creaba un campo electromagnético de mayor densidad. Cuando se le colocaba alimento se producía energía de microondas y la temperatura del alimento aumentaba rápidamente. El científico había inventado lo que iba a revolucionar la forma de cocinar y sentaba las bases de una industria multimillonaria: el horno de microondas.

Los ingenieros se dedicaron a