lunes, 10 de marzo de 2014

Complejo de Edipo



Complejo de Edipo
Los celos son un sentimiento que acompaña  al temor de perder a la persona amada, en beneficio de un rival real o imaginario. La psicología y la psiquiatría se han ocupado de la naturaleza de este sentimiento que frecuentemente llega a tener un carácter  patológico y que se ha utilizado como justificación de conductas muy negativas.


En el estudio de los celos se han distinguido entre los celos infantiles y los amorosos. Sigmund Freud estudió con detalle los sentimientos que invaden al niño cuando la figura del padre, o el nacimiento de un hermano amenazan el amor posesivo que se tiene por la madre. Tal proceso lo describió  como complejo de Edipo, que el niño terminará por superar, pero que, de no ser así, le creará fuertes conflictos cuando sea adulto. Los celos infantiles  se manifiestan a través de algunas regresiones en la conducta (enuresis, agresividad, humor cambiante). Cuando los celos adquieren carácter patológico (delirio de celos), revelan una malformación de la personalidad y, frecuentemente, un complejo o sentimiento de inferioridad.
El término “Complejo de Edipo” fue acuñado por el neurólogo Sigmund Freud, que consideraba dicho complejo como una etapa fundamental en el desarrollo psicosexual del niño y estableció que ocurría entre los 2 y los 5 años, cuando los niños experimentan intensos sentimientos de amor, odio, miedo y celos, que desaparecen una vez que el niño se ha identificado con el padre y ha aprendido a reprimir sus instintos sexuales.

El niño que queda “fijado” en esta etapa (la etapa fálica) del desarrollo libidinal, o en cualquiera de las otras etapas señaladas por Freud (oral, anal o latente), puede experimentar problemas en la vida adulta debido a la falta de gratificación o a la sobre gratificación de sus necesidades. De hecho, Freud indico que el complejo de Edipo, como resumen de las tendencias libidinales socialmente inaceptables de la primera infancia, constituye el complejo nuclear de las neurosis, y que la tarea terapéutica del psicoanálisis consiste en elaborar la fijación edípica –el amor a la madre y el odio al padre-, de manera que el sujeto pueda encontrar sustitutos socialmente aceptables de su madre y así reconciliarse con su padre.
Freud consideraba que esta misma estructura de relaciones, pero invertida (el amor al padre y el odio a la madre), constituía el complejo de Edipo femenino, denominado por el psicoanalista suizo Carl G. Jung “Complejo de Electra”, que dentro del psicoanálisis es el nombre con el que se le denomina el deseo sexual que siente la hija hacia al padre, acompañado por un sentimiento de rivalidad hacia la madre y un concomitante deseo inconsciente de su muerte.
La investigación antropológica sostiene que el desarrollo psicosexual de una persona está determinado por la cultura y la socialización, y que este tipo de complejos no están presentes en todas las culturas. Mitos como el de Narciso, Edipo y Electra han sido utilizados por Freud y el psicoanálisis. Se ha insistido mucho en la definición del narcicismo como una tendencia destructiva, olvidando que puede ser también un comportamiento positivo. Al fin y al cabo, en el mito original el personaje acaba convertido en flor después de sumergirse en las aguas que le devuelven su imagen. La seducción, en el ámbito amoroso, incluye una inclinación narcisista y de autoestima: la mirada y los elogios del amado enaltecen el amante y viceversa. El complejo de Edipo y el complejo de Electra aluden, respectivamente, a la identificación del niño y de la niña con el progenitor del sexo opuesto.

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