miércoles, 30 de abril de 2014

Ladrones de energia



Los ladrones de energía más frecuentes


Ladrones de energía; gente y situaciones que nos roban tiempo y fuerzas.

·         Las comidillas
«Las comidillas son un auténtico devorador de energía. Donde yo trabajo, se cotillea a más no poder. Quien tiene una aventura con quién, quién le hace la pelota al jefe, quién no soporta a quién: todo eso se divulga por radio macuto. Naturalmente, una gran parte de lo que se cuenta no es verdad o son sólo exageraciones. Pero esos rumores tienen bastante fuerza. Dos compañeros ya se tienen manía por culpa de esas calumnias maliciosas. Por eso todo el mundo presta atención a lo que murmuran de él. Los momentos de descanso son la hora del cotilleo, y hay que tener más cuidado que en el trabajo».

·         Las reuniones con faroleros
«Las reuniones de empresa me destrozan. Los fanfarrones y los faroleros de turno se dedican a intervenir a lo grande. Todos explican lo fantásticos que son. Y a mí eso me pone de los nervios, porque las cuestiones realmente importantes apenas se tratan, ti noventa por ciento es espectáculo, y sólo el diez por ciento son resultados concretos. La verdad, durante el rato que dura la reunión, yo podría estar haciendo algo mejor».

·         ¡Urgente!
«En el trabajo, soy muy organizada y me marco plazos que normalmente puedo cumplir. Y me molesta mucho que dejen cosas urgentes sobre mi mesa a última hora. Me considero una persona flexible y me implico cuando algo corre prisa. Pero, generalmente, esos trabajos con la nota de "urgente" han pasado días sobre el escritorio de otra persona, que se ha olvidado de hacerlos. Y yo tengo que dejar mi trabajo para sacarle las castañas del fuego. Pero lo que de verdad me sulfura es cuando la palabra "urgente" no es cierta; sólo se quiere crear presión. Ese truco de la urgencia me saca realmente de quicio».

·         Buzón de quejas para los demás
«Que te llamen por teléfono de noche para explicarte problemas: eso es un verdadero ladrón de energía. Por lo visto, mucha gente me ve como un buzón de quejas. Mi suegra me llama, noche sí, noche no, para contarme sus penas. Muchos días está enferma, y también se siente sola. Casi sólo habla de sus males y, además, de que nadie se preocupa por ella. A una amiga, recién divorciada, le da por llamarme cuando está mal. Y, de nuevo, sólo escucho cosas deprimentes. Mi vecina no me telefonea: ella se presenta directamente en casa. Y todas me explican sus problemas durante horas. Esas historias me dejan con el ánimo por los suelos. A veces me siento como el cubo de la basura. Los demás me tiran su basura emocional».

¿Te suenan estos ejemplos,
o tus ladrones de energía son radicalmente distintos? ¿Qué situaciones te consumen o te provocan enfado?
Al principio, un ladrón de energía puede parecer una simple insignificancia molesta. Pero la mayoría de la gente enseguida tiene varias correteando por su vida. Y eso va acompañado de cierto derroche de tiempo y energía. Por eso vale la pena suprimir también los pequeños fastidios. En este punto, sé un poco exigente, puesto que te has ganado una vida confortable. No tienes por qué dejar que te chupen la sangre.

El primer paso para recuperar la energía es también el más importante: reconocer claramente al ladrón. Entonces podrás acabar con lo que te irrita.

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